
—Hola Jess. Hija, ¡¿No me contestas?!
—Mamá, ya te oí. Estoy cansada.
—Espera. Ven aquí.
¿Y esta que tiene? ¿Un ataque de maternidad?.
—Hija, últimamente estas de un humor de perros. ¿Qué te sucede? Desde hace unos meses que te noto cambiada. ¿Estas pasando por algún problema en el instituto? o quizás algún noviete que tiene que no me has contado. Anda, dime que te pasa. Yo podría ayudarte que para eso soy tu madre.
Qué mierder. De los pocos días que está en casa y tiene que tocarme los cojones.
—No se mamá, son ideas tuyas. Yo estoy perfectamente bien ¿O es que no lo ves?
Si mi madre supiera lo de ayer. Me caí en el baño del instituto después de un mareo acojonante. Tuve suerte de no partirme la cabeza. No quiero que me lleven al doctor, porque ya sé lo que dirá, que debo comer más, y no soportaría ponerme gorda otra vez. No quiero perder lo que he escaldo. Ya hasta me eché novio. Se llama Marc y es el delantero central del equipo de fútbol del instituto. No pienso dejar que me quiten mi popularidad.
Mi padre me envió dinero con mi abuela; ese es otro que no se digna a venir a visitarme. Siempre ocupado. En fin, ni que me importara. Entonces he ido a comprar ropa nueva, que ya me apetecía desde hace un buen rato. La mayoría de la ropa que tenía se me escurre del cuerpo y ¿Cómo no? si estaba como un puto globo. Algunos pantalones tenía que estar sujetándomelos con una pinza y otros ya ni los podía usar. Pero estos vaqueros nuevos me quedan chulísimos. A mi bombón le van a encantar. Es que mira que cintura que me hacen, es como la de Ariana Grande. Y entre mis muslos tengo un espacio como el que recomendó Rosy en el reto #ThighGap, sus palabras no se me olvidan: “Juntas podemos ser flacas, tener un hermoso espacio entre muslos y un vientre plano”.
Estoy feliz. Feliz como una lombriz.
Estoy de selfie. Clic. Publicar.
(Próximamente el desenlace de esta historia)…
Una historia muy real que afecta a muchos jóvenes. Espero el desenlace.
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Muchas gracias 🙂
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