Las olas golpeaban fervientemente sus pies, y la brisa luchaba por hacerle retroceder. «Dejádme demonios» gritaba, mientras avanzaba entre la densa mar, movido por su
Las olas golpeaban fervientemente sus pies, y la brisa luchaba por hacerle retroceder. «Dejádme demonios» gritaba, mientras avanzaba entre la densa mar, movido por su